Trump bajará los impuestos pero pondrá en jaque a todos los mercados
Donald Trump es presidente de los Estados Unidos, ha derrotado a Hillary Clinton y ha ganado su entrada a la Casa Blanca. El magnate promete que América será grande de nuevo, pero si cumple sus promesas electorales será, sin duda, la más grande, pero también la más endeudada. Su plan económico se basa en una inversión salvaje en infraestructuras y una apuesta por el aumento de la producción del crudo, no le interesan las energías renovables.
El republicano siempre ha defendido que no es un político, es un hombre de negocios, aunque los inversores no confían en él. Trump tiene sobre sus espaldas varias bancarrotas y se ha acogido al «sistema de segunda oportunidad de Estados Unidos», ha usado las reglas del sistema para no pagar a sus empleados y acreedores. Todos los negocios de Trump vienen de hoteles, casinos o la construcción, un síntoma por el cual el magnate tiende a promover una inversión en infraestructuras de 500.000 dólares. “El republicano no puede acercarse a Wall Street, no lo entiende y no tiene ganas de entenderlo”, según comenta a OKDIARIO Jorge Díaz-Cardiel, socio director de Advice Strategic Consultans.
Con respecto a la política fiscal, Trump quiere reducir los impuestos para todos y propone reducir el número de siete a tres categorías de impuestos con tasas del 12%, 25% y 33% para el grupo de más alto que actualmente está en el 39,6%. Además, quiere eliminar el impuesto de sucesiones y bajar el impuesto de sociedades del 35 al 15%, con la esperanza de que todas estas medidas reactivar el crecimiento y el empleo y reducir la deuda.
El petróleo es su bandera, quiera vertebrar gran parte de la economía en la producción de crudo, a pesar de que en los últimos meses Arabia Saudí le ha arrebatado el pódium. Las principales empresas del sector petrolero se verían beneficiadas en el corto plazo, según los analistas consultados, aunque a largo plazo el precio dependería de la demanda. Asegura aumentar la producción del oro negro en un momento en el que el precio del crudo está en mínimos y está obligando a los países del Golfo Pérsico a acudir al mercado de deuda para financiarse.
No quiere ni oír hablar del cuidado del medio ambiente o la emisión de dióxido de carbono. Trump quiere revivir la industria del carbón y está dispuesto a reconsiderar varias decisiones tomadas por Barack Obama, como el «Acuerdo de París» y la lucha contra el cambio climático que se acordó en París. «El cambio climático es un cuento chino”, así lo ha dicho el millonario. Ha prometido reducir a cero los fondos destinados a acabar con este fenómeno y dejar de lado los proyectos de energías verdes.
Trump pretende la autosuficiencia económica, la ruptura con los tratados de libre comercio con el mundo entero y apuesta convencido por el proteccionismo. Díaz Cardiel comenta que «su negativa al comercio mundial les viene muy mal a muchos países como China o India porque venden mucho a los Estados Unidos, a pesar de que Europa también sea uno de sus mercados».
Al acuerdo de libre comercio con Canadá y Mexico, el llamado NAFTA lo ha calificado como «el peor acuerdo de la historia”, tampoco le gusta el acuerdo transpacífico que regula las relaciones comerciales con Asia y al tratado, en negociación, entre Estados Unidos y la UE, conocido como TTIP.
Según los expertos, EEUU podría no depender del exterior durante un tiempo porque tiene muchos clusters que crean ecosistemas autosuficientes, pero la economía no podría sostenerse demasiado tiempo. “No tiene en cuenta que el 70% del tejido productivo de EEUU viene del sector tecnológico, como Silicon Valley. Su consejo económico no se caracteriza por sus conocimientos ni de la tecnología, ni de las finanzas, ni de mucho menos la energía.”, recuerdan Díaz Cardiel.
Es poco usual en los mandatarios de derechas el aumento del gasto público, pero sí será el caso de Trump. Una de sus medidas cumbre es desarrollar un plan para infraestructuras de alrededor de 500.000 millones de dólares, según Moody’s, si esto se lleva a cabo la deuda pública iría directamente hasta el 100% del PIB y por encima del 136% en 2016.
Los analistas sostienen que EEUU podría entrar en recesión si se sigue la estela económica que tiene planteada, por la que apuesta Trump tendría consecuencias nefastas en los mercados. Eso sí, no descartan que el escenario mejore cuando se calmen los primeros miedos al magnate.